¿Recuerdas la última vez que una llamada resolvió lo que no pudieron cinco correos? No fue magia, fue conexión real.
Hoy, en un mundo dominado por mensajes, notas de voz y correos interminables, hablar por teléfono se ha convertido en casi un arte olvidado. Para muchos jóvenes profesionales —en especial de la Generación Z—, una llamada representa más una barrera que un recurso.
Pero detrás de esa resistencia, no hay pereza ni falta de compromiso. Hay un cambio profundo en la forma de comunicarse.
📲 La lógica detrás del silencio
Estudios del Pew Research Center y Harvard Business Review nos ayudan a entender por qué:
1.- Prefieren pensar antes de responder Los mensajes y correos les dan el tiempo para organizar sus ideas y comunicarse con mayor claridad, sin la presión de responder en el momento.
2.- Evitan el conflicto directo Asocian las llamadas con noticias difíciles, jerarquías incómodas o situaciones tensas.
3.- Optimización percibida del tiempo Mandar un mensaje parece más rápido, más eficaz, menos invasivo.
Y sin embargo…
📞 Una llamada sigue marcando la diferencia
En la práctica profesional, hay momentos en los que una llamada no sólo acelera decisiones, sino que construye vínculos de confianza, resuelve malentendidos o cierra negociaciones complejas.
No reemplaza a los mensajes, los complementa.
Y aquí está el punto clave: no se trata de volver al pasado, sino de usar lo mejor de cada canal, en el momento adecuado.
🤝 Un liderazgo que enseña sin imponer
Esto no es un choque de generaciones. Es una brecha que se puede cerrar con liderazgo. Formar equipos eficaces implica educar sin descalificar.
Incluir el contexto, explicar el impacto de una llamada oportuna, y mostrar cómo puede ahorrar horas de correos cruzados.
✅ La llamada no está obsoleta, está infrautilizadar
Saber cuándo levantar el teléfono no es una técnica de la vieja escuela, es una habilidad estratégica. Y como toda habilidad, se aprende.
Enseñemos a identificar esos momentos clave donde una llamada no solo resuelve, sino transforma. Porque en un mundo que se escribe más de lo que se habla, el valor de una llamada está, justamente, en lo que puede lograr en pocos minutos.